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RIMA XXVI
Si al mecer las azules campanillas
de tu balcón
Crees que suspirando pasa el viento
murmurador,
Sabe que oculto entre las verdes hojas
suspiro yo.
Si al resonar confuso a tus espaldas
vago rumor
Crees que por tu nombre te ha llamado
lejana voz,
Sabe que entre las sombras que te cercan
te llamo yo.
Si se turba medroso en la alta noche
tu corazón
Al sentir en tus labios un aliento
abrazador,
Sabe que, aunque invisible, al lado tuyo
respiro yo.
RIMA XX
Sabe si alguna vez tus labios rojos
Quema invisible atmósfera abrasada,
Que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
RIMA XXIV
Dos rojas lenguas de fuego
Que aun mismo tronco enlazadas
Se aproximan, y al besarse
Forman una sola llama.
Dos notas que de laúd
A un tiempo la mano arranca,
Y en el espacio se encuentra
Y armoniosas se abrazan.
Dos olas que vienen juntas
A morir sobre una playa
y que al romper se coronan
Con un penacho de plata.
Dos girones de vapor
Que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo
forman yuna nube blanca.
Dos ideas que a la par brotan,
Dos besos que a un tiempo estallan,
Dos ecos que se confunden,
Eso son nuestras dos almas.
RIMA XXXVII
Antes que tú me moriré; escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo co que abrió tu mano
la ancha herida mortal.
Antes que tú me moriré; y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
se sentará a las puertas de la muerte
esperándote allá.
Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿ Quién deja de llamar?
Entonces, que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán;
allí donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar;
allí donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad,
todo cuanto los dos hemos callado,
allí lo hemos de hablar.
RIMA XLII
Cuando me lo contaron, sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor ... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿ Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
RIMA XLIII
Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así ? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible [del ] dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.
Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mi;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche enviejecí.
RIMA XLVI
Me ha herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello y, por la espalda,
partióme a sangre fría el corazón.
Y ella prosigue alegre su camino,
feliz, risueña, impávida. ¿ Y por qué ?
Porque no brota sangre de la herida.
Porque el muerto está en pie.
RIMA LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
Pero aquellas que el vuelo refrendaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
Esas...¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
Esas...¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...desengáñate,
¡Así no te querrán!
RIMA LXI
Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿ quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿ quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿ quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral)
una oración al oírla
¿ quién murmurará ?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?
¿Qué es poesía?
¿Qué es poesía? --dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
XIV
Te vi un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira el sol.
Y dondequiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos,nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mi.
Yo se que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos
pero adónde me arrastran no lo sé.
Alguna vez la encuentro por el mundo...
Alguna vez la encuentro por el mundo
y pasa junto a mi;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
¿Cómo puede reir?
Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara de dolor,
y entonces pienso: - Acaso ella se rie,
como me río yo.
A ELISA
Para que los leas con tus ojos grises,
para que los cantes con tu clara voz,
para que llenen de emoción tu pecho
hice mis versos yo.
Para que encuentren en tu pecho asilo
y les des juventud, vida, calor,
tres cosas que yo ya no puedo darles,
hice mis versos yo.
Para hacerte gozar en mi alegría,
para que sufras tú con mi dolor
para que sientas palpitar mi vida,
hice mis versos yo.
Para poder poner ante tus palmas
la ofrenda de mi vida y de mi amor,
con alma, sueños rotos, risas, lágrimas,
hice mis versos yo.